
El vecino que nadie quiere tener: Mark Zuckerberg está transformando un barrio idílico de Palo Alto en su fortaleza personal
Crecent Prk es un opulento barrio de Palo Alto en California, que durante décadas ha sido el hogar soñado de abogados, ejecutivos y profesores de renombre. Un lugar donde las calles arboladas y las casas unifamiliares componían una estampa de vida tranquila y comunitaria. Hasta que se mudó Mark Zuckerberg.
La llegada del fundador de Meta al barrio se hizo notar. Tal y como ha relatado The New York Times, puso fin a esta idílica paz. El multimillonario, cuya fortuna se estima ahora mismo en 270.000 millones de dólares, ha invertido 110 millones de dólares en la compra de al menos 11 propiedades, creando un macrocomplejo residencial que ha traído consigo obras faraónicas, vigilancia extrema y un profundo malestar entre los vecinos que aún quedan.
Un Monopoly en la vida real. Lo que antes era un vecindario normal se ha convertido en el tablero del Monopoly personal de Zuckerberg. Desde 2011, ha ido adquiriendo de manera escalonada las casas que rodean a su residencia principal en Englewood Drive y Hamilton Avenue. Las ofertas, a menudo del doble o triple de su valor de mercado, han provocado que una familia tras otra abandone el barrio.
Para mantener un perfil bajo, las compras se realizaron a través de sociedades de responsabilidad limitada, con nombres de temática natural como por ejemplo ‘Pine Burrow’ o ‘Seed Breeze’. El resultado es que Zuckerberg ahora posee una manzana entera, con varias propiedades vacías en medio de una las peores de vivienda que atraviesa California.
La construcción de una pequeña ciudad. El plan de Zuckerberg no era simplemente acumular casas, sino crear un gran complejo para tener todas las comodidades al alcance. Es por ello que cinco de las propiedades que adquirió se han fusionado en un recinto que incluye:
La residencia principal donde vive el CEO de Meta con su familia.
Casas de invitados.
Extensos de jardines y una pista de pickleball.
Una piscina con un ‘hidrosuelo’ que permite cubrirla por complejo para hacer fiestas.
Pero su gran complejo residencial también llega hasta las profundidades. Y es que bajo tierra, el proyecto es aún más ambicioso. Los permisos de obra hablan de sótanos, pero los vecinos lo describen como ‘búnkeres’, o lo que coloquialmente ya parecen nombrarlo como la «batcueva de los multimillonarios». Y lógicamente todo ha supuesto tener obras de manera casi ininterrumpida durante ocho años, llenando las tranquilas calles de este barrio de ruido, maquinaria y escombros.
Esto es algo que no solo ha hecho en California Zuckerberg, sino que también está haciendo en Hawái, donde está construyendo mansiones en terrenos de casi 400 hectáreas en total. Pero a la hora de saber el porqué de estas, la confidencialidad de los planes es lo que nos encontramos.
Zuckerberg es visto como un invasor. La presencia del CEO de Meta se siente a diario. La vigilancia es uno de los puntos más conflictivos. Hay cámaras de seguridad que apuntan a las casas vecinas y un equipo de seguridad privada que patrulla constantemente las calles del barrio. E incluso relatan como los miembros de este equipo llegan a interrogar a la gente que simplemente pasea por la calle, como si fueran intrusos o sospechosos de algo.
Una de las personas más afectadas, Michael Kieschnick, un vecino cuya casa está rodeada por los tres lados por propiedades de Zuckerberg, es una de las voces más críticas al apuntar a que «Ningún barrio quiere ser ocupada». Aunque esto es precisamente lo que siente con la presencia del CEO de Meta.
«Los multimillonarios están acostumbrados a crear sus propias reglas» es la sensación que tiene este vecino al ver como el ayuntamiento rechazó en un inicio el plan inicial de construcción. Pero después se ha ido desarrollando de manera lenta para poder ir sorteando la negativa que se le dio en el año 2016.
La familia Zuckerberg no lo ve así. Uno de los portavoces que ha sido autorizado para hablar con la prensa defiende que la pareja se esfuerza por ser vecinos modélicos. Asegura que la intensa seguridad es necesaria debido a las «amenazas específicas y creíbles», que las cámaras no apuntan a las propiedades de otras personas y que los eventos que se desarrollan se avisan con tiempo.
Incluso tratan de compensar por las molestias. En una de las últimas fiestas que se desarrollaron en este complejo, se envió un carrito de helados a los vecinos. E incluso cuando se desarrollaban las obras y el ruido podía llegar a ser muy molesto, se obsequió a los afectados con vino espumoso, bombones o donuts. E incluso se llegó a regalar unos auriculares con cancelación de ruido.
Es una nueva moda entre millonarios. Zuckerberg no es el único que ha tomado este camino. Otros como Jeff Bezos también ha invertido miles de millones en mansiones, ranchos y hasta en una Isla como es Billionaire Bunker que presentó como ‘pequeño’ problema el no saber como gestionar sus excrementos.
De figuras admiradas a «villanos del siglo XXI». Estamos viendo precisamente como las grandes figuras tecnológicas que eran muy respetadas al marcar un punto de inflexión en nuestra visión del mundo entero, está cambiando. El propio Elon Musk también ha provocado la ira de los vecinos con una casa en Texas que fue modificada supuestamente sin permisos.
Imágenes | Meta The New York Times
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El vecino que nadie quiere tener: Mark Zuckerberg está transformando un barrio idílico de Palo Alto en su fortaleza personal
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José A. Lizana
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